Te saque las panties. Tenías pintitas en las piernas, hace varios días te note pálido y cansado. Me asuste. “Pequé” de exagerada y te llevamos a urgencias. Era un día normal, eras un niño normal, naciste sano. En un par de horas nuestro mundo desapareció y las palabras quimioterapia, leucemia linfoblástica y transfusiones pasaron a ser nuestro cotidiano. 2 años y 6 meses de tratamiento. Trabajar fue imposible, para mi sorpresa no existían licencias para estos casos. Angustias, miedos, terrores, todas las palabras quedan cortas. Luchamos. Contra la enfermedad, contra la isapre, contra el universo, contra el mundo.

Te salvamos mil veces, te cuidamos, te amamos. Fuiste feliz, gozaste la vida como pocos saben hacerlo; eras más sabio que un monje tibetano.

Aguantaste un año día a día. Y te apagaste de un momento a otro, te fuiste dejándonos desamparados, desechos, estrellados. El mundo se ha detenido mil veces para nosotros. Hijo del cielo nunca te olvidaremos, te elevaste como un globo rojo hacia el sol y ese mismo camino seguiremos nosotros. Tu familia: ser felices, aun sufriendo porque…la vida es bella

Testimonio de Carmen Silva mamá de Aerik, Leucemia Linfoblástica.