Una tarde Martina mostró un decaimiento muy notorio al extremo de quedarse dormida mientras estaba sentada, la llevamos al doctor y sus exámenes demuestran niveles sanguíneos bajísimos, siendo hospitalizada de manera inmediata en el Hospital del cobre de Calama, confirmando que padecía de una Leucemia linfoblástica aguda, es trasladada a la clínica de la Universidad Católica en Santiago y en el hall del octavo piso mientras Martina miraba los fuegos artificiales del año nuevo 2015, nace una frase la cual ha sido nuestro escudo de batalla “Fe y Esperanza” fueron 2 años durísimos lo cual provoca un cambio abismante en nuestro diario vivir, dejar nuestra querida ciudad, hogar, colegios, familia y amigos. Era como volver a nacer y empezar una nueva vida lejos de la tranquilidad del norte, Vicente su hermano menor ambientarse en un lugar el cual no estaba acostumbrado, Darío (Padre de Martina) viajar cada fin de semana desde Calama a la Capital con el objetivo de no ser tan impactante en la vida de Martina este nuevo entorno de vida. Macarena (Madre de Martina) siempre al pie del cañón velando día a día por la salud de Martina y con la convicción de que esta batalla se ganaba sí o sí. Hoy ya con la enseñanza dejada por esta experiencia de vida, podemos decir que Martina volvió a sonreír y nosotros su familia felices por ver fortalecida nuestra unión, expresar que la “Fe” siempre se mantuvo intacta hasta en los peores momentos y la “Esperanza” de volver a ver crecer ese pelito más fortalecido como la flor que hoy es Martina. Sin el cariño de muchas personas quizás el resultado hubiese sido distinto, pero jamás estuvo presente la palabra fracaso y Dios nos dio la oportunidad de saber enfrentar este desafío. Y felices podemos decir que la vida es lo más hermoso por sobre todo. Y simplemente decirte gracias Martina por permitirnos ser parte de ti.

Testimonio de Familia Ossandón Moreno.