Una pierna hinchada luego de un dolor de estómago fue el timbre que anunciaba la llegada del cáncer a nuestro hogar. El desconocimiento y la falta de equipamiento obligó a salir de emergencia hacia la capital, dejando a familia y amigos con el alma en un hilo y despidiéndonos de una vida hasta ahí “normal”. Combatir un tumor de 20 cm era el gran objetivo y armar un segundo hogar fue la tarea mas urgente para permanecer siete angustiosos meses acompañando a nuestra heroína dando esta lucha intensa. Luego otros 17 meses en que se autoriza retornar a nuestra ciudad origen, pero el desafío es aprender a vivir con el fantasma de infecciones por inmunodeficiencia, entre pinchazos porque no hay profesionales que sepan usar su catéter, sin especialistas a la mano y armando viajes mensuales a quimio y controles.
Claro que hubiese sido mas fácil sin la presión de justificar la inasistencia a trabajar porque cuidaba a mi hija en este proceso y luchando por mantener el trabajo hasta verte acorralada a renunciar aun cuando necesitas esos ingresos para solventar gastos y el aumento del costo de vida.
Testimonio de María Andrea Céspedes madre de Josefa Trinidad, Serenense, 6 años, Linfoma Linfoblástico.